“Lo primero es saber a qué nos exponemos. La radiación solar es originada por la fusión nuclear que ocurre en el Sol. «El tener esto claro, ayudaría a que las personas se protegerían mucho más”. Son palabras de la doctora Omaira Tuirán, especialista en enfermedades de la piel en nuestro centro.
La doctora Tuirán incide en que las medidas de protección deben tomarse durante todo el año, aunque en esta época debemos ser aún más cuidadosos. No solo porque en primavera y verano solemos exponernos más a la luz y al sol, sino también por haber estado muchos meses en áreas cubiertas debido a los confinamientos y las restricciones de movilidad. “Ahora mismo tenemos muy poca melanina, que es un pigmento que actúa como la ‘sombrilla’ que protege a las células de nuestra piel de la radiación solar”.
El consejo básico a seguir siempre es el mismo: no hay problema por estar al aire libre, a poder ser bajo sombra de árboles, terrazas, etc. Pero la exposición directa a la luz solar debe efectuarse con mucha precaución en las horas en las que la luz no incida perpendicularmente y cubriéndonos con sombrero o gorra, gafas de sol, camisetas de manga larga…
El ‘capital solar’ de la piel
Sobre la crema solar, la doctora incide en que es necesaria, pero que no “nos da permiso para exponernos de forma prolongada a la radiación ultravioleta que, recordemos, es cancerígena.”
Uno de los conceptos a los que alude nuestra especialista en enfermedades de la piel es el de “capital solar”. “Nacemos con una limitada capacidad de absorber luz ultravioleta y cuando ese capital se agota, empezamos a tener problemas.” Estos problemas serán más frecuentes y graves en personas de fototipo I, con piel clara, como ocurre mayoritariamente en Galicia.
Una de las lesiones a las que debemos estar muy atentos son las queratosis actínicas, manchas ásperas y escamosas que aparecen en las zonas expuestas mucho al tiempo al sol como cara, labios, orejas, dorso de las manos, cuello, cuero cabelludo o antebrazos. Su aparición debe ser revisada por un especialista, ya que se trata de lesiones precancerosas.
Otro elemento a cuidar y revisar son «las pecas» o los lunares. “Siempre nos preocupamos de los lunares elevados, sin embargo, hay que estar más preocupados por los lunares planos, irregulares, que no abultan o que aparecen/crecen de repente”.
Cuidado de cabello, uñas, o mucosas
Seguramente estemos más concienciados sobre los daños del sol y de la luz sobre la piel, pero no tanto acerca de cómo afecta la radiación solar a otras partes del cuerpo como mucosas, cabellos o uñas. Además se trata de zonas que se vieron especialmente debilitadas durante el último año, por ejemplo, por el contacto frecuente con geles hidroalcohólicos o la sobreexposición a productos de higiene y limpieza.
Prevención y cuidado integral
Más allá de los beneficios directos que nos puedan proporcionar elementos como la crema solar o los tratamientos faciales, la doctora Tuirán señala la importancia de entender la salud como un concepto integral en el que la alimentación o la actividad física también juegan un papel fundamental en el cuidado de la piel. “Todo lo que es respetuoso con la naturaleza es respetuoso con nosotros mismos. La dieta debe ser fundamentalmente fresca, sana, natural y equilibrada. La alimentación preferiblemente ecológica, libre de pesticidas o insecticidas que son motivo de consultas cada vez más frecuentes por su impacto en la piel. Las personas deben perder el miedo a que una dieta vegetariana pueda ser incompleta.”
También incide en la necesidad de tener rutinas de actividad física de 30-60 minutos diarios, de hidratarnos correctamente y de tener horas suficientes de sueño “y que éste sea reparador.”
Consulta con el especialista
Por último la doctora Tuirán hace hincapié en aclarar con el especialista cualquier duda que tengamos relativa a lesiones o anomalías en la piel, cuando observemos “una caída de cabello» que no sea la habitual de cada año, la piel seca o irritada, uñas quebradizas, etc. Ante casos así, siempre es mejor consultar.
